Es prácticamente imposible, por estos días, no hablar de educación. El fenómeno estudiantil está en las calles, está en los televisores, está en las redes sociales y en las conversaciones de todos los que, apoyándolo o no, tenemos algo que decir sobre nuestro sistema educativo actual. Sin embargo, hay un lugar en el cual este debate no se ha permeado totalmente; hay una parte de la ciudadanía que no ha sabido hacer propia la problemática educacional: el mundo de la cultura.
No quisiera decir con esto que el mundo cultural no haya apoyado al movimiento estudiantil, cuando al menos, dentro de los grupos universitarios, son las carreras artísticas las que han liderado el espíritu creativo y performativo del movimiento. Por otro lado, los actores y actrices chilenos han hecho pública una campaña de redes sociales a favor de las demandas en torno a la educación.
Sin embargo, y a pesar de que estas instancias demuestran un interés activo por el tema, ser un soporte del movimiento actual es sólo una parte de lo que nos corresponde hacer y, como agentes culturales interesados en el desarrollo de nuestro país, debemos reflexionar sobre medidas que nos permitan extender nuestra labor y, por qué no, dar un paso aún más lejos. Frente a la contingencia nacional, siento que nos hemos perdido la posibilidad de insertarnos en este debate desde el lugar en el que realmente podemos generar el mayor aporte: la educación artística.
¿Cuál es el rol del arte y la cultura en el sistema educativo actual? ¿Cuál es la propuesta que los agentes culturales levantamos para mejorar la calidad educacional a partir de nuestras propias disciplinas y conocimientos? ¿Seremos parte de alguna comisión? ¿Hemos sido convocados a opinar sobre educación?
En general, es cierto que las artes han estado relegadas a un segundo plano cuando se discuten problemáticas de “mayor importancia” tales como la educación, la salud, la pobreza (los terremotos, los mineros, etc.) Y es que claro, es fácil esgrimir el argumento de aquellos que piensan que es imposible estar preocupados del arte cuando tenemos cosas más relevantes en las que concentrarnos. Sin embargo, nos olvidamos muchas veces que, en nuestro país, el arte y la cultura también son considerados un bien público y, por otro lado, si esperamos la solución a estos temas para empezar a hablar de cultura, podríamos entrar a una espera eterna.
Es desde esta premisa que debemos aprender a insertarnos activamente en las conversaciones sobre educación. Los artistas tenemos herramientas fundamentales para aportar a mejorar la calidad educativa en nuestro país y no debemos olvidar que las prácticas artísticas cultivan no sólo una sensibilidad estética, sino también, el desarrollo de áreas cognitivas relevantes para la formación de una persona. Es en este sentido que he extrañado una posición más activa del mundo de la cultura, una voz que se alce y pregunte: ¿Y cuándo hablamos de educación artística?
Fuente: El Dínamo http://www.eldinamo.cl/blog/%C2%BFy-cuando-hablamos-de-educacion-artistica/