Como nunca antes, los medios de comunicación masiva han incorporado en el último tiempo artículos y notas relacionadas con el Ministro Cruz-Coke, sus reflexiones en relación al estado de la cultura en Chile, sus críticas frente a los problemas administrativos de su cartera, y sus abiertas denuncias hacia lo “poco transparente” que le parece FONDART como herramienta de distribución de fondos públicos. Por un lado reconozco cierta satisfacción de la inusual vitrina obtenida para los temas referentes a las artes y cultura, incluso cierto asombro de la importancia que se le ha otorgado a los debates sobre la gestión y desarrollo del proyecto bicentenario Gabriela Mistral, sin embargo, existía en mí cierta incertidumbre frente a cuáles serían las medidas concretas que darían su sello a la “nueva forma de gobernar”.
Pero bastó poco tiempo para mitigar las dudas, ya que junto con los resultados de la convocatoria 2010, los Fondos de Cultura y las Artes (FONDART) han comenzado un proceso de reformulación. Estas modificaciones anunciadas por el propio Ministro de Cultura, sin duda alguna marcarán un hito para el CNCA y para todos los artistas que año a año presentan sus proyectos con el fin conseguir el adecuado financiamiento en sus diferentes líneas y modalidades. Aunque aún es pronto, ya que es necesario esperar los nuevos delineamientos que sentarán las bases de los fondos para establecer una análisis en profundidad, podemos plantear aquí ciertas ideas sobre este proyecto que comenzará a ponerse en marcha en el mes de septiembre con el adelanto de la convocatoria para la elaboración y ejecución de proyectos culturales 2011.
Existen diversas razones por las cuales me parece pertinente establecer en este espacio una reflexión en torno a FONDART. Este instrumento de financiamiento estatal está próximo a cumplir veinte años desde su creación (1992) y ha sido uno de los principales ejes de desarrollo de nuestra política cultural, no sólo por ofrecer un mecanismo directo de participación para la comunidad artística en general, sino también por aportar al desarrollo de las diferentes disciplinas a lo largo del país.
Los cambios del FONDART, responden en primera instancia a acontecimientos político-temporales. No llama la atención que los cambios en la estructura de los Fondos Concursables se realicen precisamente en este momento ni tampoco bajo el alero de un gobierno de corte derechista. En este sentido, el nuevo Ministro de Cultura se encuentra en una posición privilegiada en relación a sus antecesores por diversos motivos. Primero, debemos recordar que Luciano Cruz-Coke no es un nombre que haya surgido para llenar un cargo de forma posterior al nombramiento del nuevo gobierno. El actor trabajó en un plan de desarrollo de políticas culturales mucho antes de siquiera haber intuido que su candidato preferido podría resultar electo. Las sesiones del grupo Tantauco Cultura comenzaron a mediados del 2008 y las reflexiones sobre modificar el Fondart tienen ya una larga data para el Ministro. En segundo lugar, existe una presión en el nuevo conglomerado político por generar cambios concretos y por sobre todo asentar sus bases de sobre una estrategia de reconocimiento visibles que generen una efectiva sensación del “cambio”. Tercero y último, aún cuando todos venían hablando hace tiempo de potenciar un sistema de gestión mixto, en la visión concertacionista todavía existe una alta valorización del paradigma estatal como protector y, particularmente en cultura, hay una sensación de que las prioridades de la empresa privada no comulgan tanto con la excelencia artística, como sí lo hacen aquellas obras de impacto más comercial. Es por esto que con un nuevo gobierno libre de este tipo de aprensiones entre la relación cultura y negocio, es el momento preciso para darle la oportunidad a los privados y a la industria cultural sin culpa alguna. En otras palabras, es totalmente coherente que sea este el momento de convocar a las instituciones, industrias y empresas que por mucho tiempo permanecieron tan alejadas del acontecer artístico.
Reconozco que no me parece una mala idea. Concuerdo con que debemos dar un giro hacia los modelos mixtos y que, indudablemente, esto requerirá una estrategia que redefina las formas de financiamiento actual. Fondart no puede seguir siendo la única vía de financiamiento artístico – cultural del país porque es un modelo que pareciera estar agotado. Sin embargo, creo que hay un límite muy estrecho y peligroso entre lo que podrían ser buenas medidas de participación empresarial y una pésima regularización cultural de parte de la empresa privada. Me parece que hay que estar atentos a estos nuevos paradigmas e intentar sacar el máximo provecho para el bien de nuestra comunidad civil. Aunque aplaudo las iniciativas privadas, debo reconocer que siempre habrán algunas áreas, sobre todo ligadas con la innovación y la investigación, que tienen un menor grado de acogida y comprensión de parte de los círculos que apuntan a audiencias más masivas. No debemos olvidar que la “empresa del arte” puede funcionar bajo las mismas leyes y regulaciones de cualquier otra empresa, sin embargo, sus motivaciones y objetivos son diferentes y particulares. Los proyectos en cultura son infinitamente diversos tanto así que incluso muchas veces la forma de distribución y accesibilidad son circundantes a los objetivos del artista. Esta compleja composición del arte, es lo que a veces dificulta el diálogo entre ambos sectores.
Pero de lleno en las nuevas propuestas anunciadas para FONDART 2011, lo primero que llama la atención es el cambio en el nombre de los fondos. Ya no se hablará más de FONDART sino de FONDOS CULTURA. Aunque no me parece estrictamente necesario este cambio de nombre como aporte sustancial a la política cultural desarrollada por el consejo, e incluso me llama la atención sacar la palabra “arte” y conjugarlo todo en el concepto de “cultura”, intuyo la lógica y la necesidad de este “re branding”. Si hay un componente que ha asegurado el éxito de este nuevo gobierno es el excelente manejo del marketing y la capacidad de renombrar todo con el fin de establecer el sello del “cambio”. La cultura no está exenta de esto y FONDOS CULTURA es la primera parte de esta estrategia de difusión.
El cambio de fecha de las postulaciones a Fondos Cultura, es una medida que ordena al Consejo Nacional en términos ejecutivos, pero tampoco es nada muy novedoso dentro de la esfera de los fondos concursables. En agosto del año 2008, la entonces Ministra de Cultura, Paulina Urrutia, había detectado el mismo problema: una convocatoria tardía dejaba sin proyectos culturales el primer semestre de cada año (lo que en la práctica no era tan cierto ya que todos los proyectos que solicitaban prórroga terminaban por cumplir sus plazos en aquel semestre). Es por eso que se abrió una segunda convocatoria anual en el mes de agosto que buscaba precisamente cubrir la brecha temporal que dejaban los fondos de febrero. No sabemos aún si la nueva fecha de septiembre implica una sola convocatoria anual o si se seguirá haciendo el “repechaje” de fondos. No deja de ser preocupante aquí pensar cómo el CNCA irá a sortear el problema que arrastra en relación a su capacidad organizacional. El número de funcionarios, oficinas y recursos son escasos en comparación a la alta demanda en términos de participación que genera FONDART. Evaluar al mismo tiempo todas las líneas y fondos pareciera ser casi imposible a primera vista.
Otra cosa que llama la atención es dar por hecho que la incorporación de jurados desde instituciones culturales transparenta el proceso de selección. ¿Por qué esto podría transparentar la selección si muchas veces estas instituciones están manejadas por los mismos que hoy participan como jurados individuales? En la eventualidad de que el financiamiento se le entregara solamente a artistas individuales tendría lógica pensar en las instituciones como evaluadores, sin embargo al estar los fondos abiertos también para instituciones (inclusive con o sin fines de lucro) el problema sigue siendo el mismo.
Hay que ser extremadamente cuidadosos sobre quienes son los guardianes de nuestra cultura. Con el fin de transparentar la selección de los jurados, el CNCA abrió el año 2008 una invitación pública para convocar nuevos jurados. Todas las personas que participaban de este proceso debían enviar su curriculum acreditando la pertinente expertise en el área que deseaban evaluar. Lo más interesante de este proceso, además de asegurar mecanismos de participación directa, es que precisamente era una convocatoria a individuos y no a instituciones. La institucionalización del arte es una problemática que aún no se presenta tan fuerte en nuestro país, debido que el artista individual (aún con dificultades) tiene la capacidad de autogestionar sus propios proyectos. Creo que es pertinente incorporar a las instituciones como Universidades, corporaciones culturales, fundaciones etc. siempre y cuando se resguarden dos temas: por un lado que demuestren un amplio conocimiento en la materia a evaluar, y por el otro que comprueben no tener ningún tipo de beneficio o relación directa con los proyectos a evaluar. Si bien los vínculos entre el CNCA y las instituciones es un tema urgente, no estoy segura que la figura de evaluadores sea la más adecuada.
La industria tampoco quedó fuera de la fiesta y también formará parte de la etapa de distribución. Esto me parece acertado desde el punto de vista del acceso y la democratización de los bienes culturales. Establecer estrategias con la industria es de suma importancia para las últimas etapas de un proyecto cultural. Sin embargo, cuestiono el concepto de participación y desarrollo cultural que se maneja a nivel de política pública. El acceso de bienes culturales no está restringido a la participación de la industria, menos aún en estos tiempos donde nos enfrentamos, por ejemplo, con las nuevas tecnologías. El Ministro se equivoca si piensa que los libros que no son publicados no son leídos ya que el mundo virtual permite no sólo la publicación directa sino además un acceso a bienes sin costo alguno para los usuarios. Qué mejor ejemplo que la industria de la música donde la caída de los sellos discográficos ha representado una de las mayores crisis culturales de los últimos tiempos y no por eso ha mermado el consumo por parte de los públicos. Creo que la apropiación de nuevas tecnologías hará que la industria termine por dar un giro, donde será de mayor importancia hablar sobre temas como la regularización de propiedad intelectual antes que potenciar las tradicionales formas de distribución.
La otra problemática de la incorporación de la industria cultural en la distribución de nuestros bienes culturales, es que estas industrias se rigen sobre la ley del mercado, sobre premisas de oferta y demanda. Las bases ideológicas del fondo estatal son la premiación a la excelencia artística, pero ésta no se condice necesariamente con un éxito de comercialización o asistencia en términos de públicos. Hay proyectos FONDART, que precisamente sólo acceden a este financiamiento porque no tienen cabida en la industria comercial, porque se permiten investigar en lenguajes que aún no se han masificado, o porque simplemente tienen formatos y soportes que ideológicamente no se condicen con la ley del mercado. Si la industria se compromete a distribuir, exigirá también, con todo derecho, productos que se enmarquen en sus criterios de selección tales como líneas editoriales, imágenes corporativa, etc. En definitiva, es casi como un nuevo criterio de selección implícito.
Inicialmente estas son sólo algunas interrogantes de un proyecto que comienza a gestarse para septiembre de este año. Probablemente estas medidas sean efectivas y refuercen el trabajo realizado en los últimos 20 años de FONDART; de hecho, los cambios están pensados para facilitar y transparentar el proceso. Sin embargo, no puedo dejar de tener en mi cabeza un pensamiento en torno a la idea del “cambio”, esta palabra tan atractiva y progresista en cierto sentido, tan cautivadora y efectista, pero al mismo tiempo peligrosamente falaz. Presiento que soy partidaria del cambio, pero sin olvidar que “no da lo mismo cualquier cambio”.
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2 respuestas a “LA NUEVA FORMA DE FONDART”
pencaa la wea no me sirvio para el trabajo D: ¬¬
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Necesito saber cúando? hay postulaciones para Proyectos Culturales o si hay un ente en éste país que pueda cooperar porque estoy trabajando desde febrero 2010, sobre un Nuevo Libro de «Rescate Patrimonio Cultural de Chiloé, (Edité el 99 ya uno pero de Mitología Chilota y otras cosas; pero no he tenido auspicios para éste Proyecto y me estoy contactando con escritores españoles, argentinos, pueroriqueños, etc.; y me da verguenza que como país nadie se interese sobre nuestro patrimonio. Soy campesina, chilota, vivo en Chiloé, recopiladora, investigadora, escritora, etc.Las Municipalidades no he tenido respuesta de ellos por los auspicios y realmente si logro algo con los otros países que ellos editan más novelas, pesías, ensayos, etc. les parece atractivo lo que pretendo hacer. La verguenza la van a tener como chilotes y país; porque obviamente no encaja con los discursos del Presidente que somos un país desarrollado, cúando no saben nada de su Cultura. Necesito Ayuda y sería lamentable que otros países vean la ignortancia de Chile.
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