Entre la pluralidad de roles que un gestor cultural debe cumplir a la cabeza de un proyecto u organización cultural se encuentra, por supuesto, el contar con la capacidad de liderar un proceso de planificación estratégica. Con esto no solo nos referimos a la natural habilidad del gestor como un agente que plasma una visión de futuro y prevee una implementación operacional. Hablamos también de la elaboración de un documento concreto; una hoja de ruta en el accionar de la estrategia corporativa, programática, de recursos y de vinculación con el medio; un plan de implementación y cumplimiento de objetivos y resultados que vayan más allá de un año calendario (idealmente de tres a cinco) y que permitan delimitar un accionar para todos los agentes involucrados.
Mucho se habla hoy de la planificación estratégica, pero la verdad es que en la formación de un gestor son pocas las horas dedicadas al ensayo (y error) de metodologías que sirvan a estos propósitos. Inclusive, si consideramos que muchos agentes culturales se forman al alero del desarrollo experiencial, son bastantes las dudas a disipar sobre qué es exactamente un plan de gestión, para qué sirve y cómo se realiza.
Quizás sea pertinente delinear en primera instancia quiénes son los que necesitan un plan de gestión. La respuesta es sencilla: probablemente toda organización que esté llamada a operar orientada hacia una mirada de futuro. En general, tendemos a relacionar la necesidad de un plan de gestión con ciertos hitos dentro del ciclo organizacional; tales como la creación de un nuevo proyecto o el recambio en la gobernabilidad de una organización o espacio ya existente. Es precisamente ahí cuando un plan de gestión se hace más evidente, sin embargo, no es exclusivo a estas situaciones. Más bien debemos pensar que todo espacio o proyecto debiese ser dirigido y conducido bajo la mirada de una planificación orientada a resultados.
Algunos expertos en gestión y planificación estratégica como Michael M. Kaiser, recalcan que el proceso de planificación es fundamental en el escenario actual. Observa, por ejemplo, la situación de crisis que viven hoy los espacios culturales en cuanto a sus necesidades de financiamiento y la consensuada queja en torno a este desafío. Da cuenta entonces que, si bien generalmente se culpa con frecuencia a «la economía», “el problema más bien proviene directamente en el hecho de que hemos fallado en reconocer y reaccionar a los cambios del medio ambiente. A medida que el entorno en el que las organizaciones artísticas han estado operando se ha convertido en uno mucho más desafiante, las organizaciones de arte que sobrevivirán, e incluso prosperarán, en este escenario, son aquellas que están haciendo algo más que quejarse al respecto”.
Concordamos entonces con que la planificación es una actividad orientada hacia una mirada de futuro lo que en general nos plantea una primera problemática. En nuestro país (y en otros) las organizaciones culturales sobreviven al día a día, se encuentran sub capacitadas en relación a la cantidad de personal con el que cuentan y sus líderes deben privilegiar la resolución de problemas urgentes que dificultan el contar con el tiempo y el proceso necesario para reflexionar sobre la idea de cambio en el tiempo. Aún así el desafío existe. ¿Sirve para esto la planificación?
La planificación estratégica es entonces antes que todo una herramienta de gestión que debe permitir apoyar la toma de decisiones en torno al quehacer actual y a la capacidad de adecuarse a los cambios y a las demandas que impone el entorno. Busca lograr la mayor eficiencia, eficacia y calidad en los bienes y servicios que se ofrecen y lo hace mediante un proceso que identifica de la etapa actual de desarrollo, la situación deseable a alcanzar en una perspectiva a largo plazo y la elección de los medios o recursos para alcanzar ciertas metas. La planificación estratégica debe ser un ejercicio que incluya objetivos estratégicos y un accionar concreto para cumplirlos de forma eficaz. Por último, es importante destacar que la planificación estratégica no es un proyecto individual si no más bien inclusivo. No debe ser pensado como un documento elaborado por el líder que encabeza una organización sin dimensionar que la relevancia de este proceso incluye la construcción de un consenso legitimado con una diversidad de agentes relevantes (directorios, trabajadores, stakeholders u otros) sobre un futuro deseable en términos del estado que debe lograrse, los caminos a seguir y los medios a utilizar.
«Inclusivo» en este contexto no necesariamente significará que será un proceso donde todos participen con iguales responsabilidades, pues incluso muchos aseguran que es mejor cuando el proceso es guiado por agentes externos. Mas bien significa que es un proceso que debe respetar la diversidad, para evitar la exclusión y la división; para incluir todos los sub-grupos conocidos de interés en el proceso. Cuando sugerimos que un proceso de planificación es una instancia «participativa», nos referimos a la necesidad de aplicar una metodología que asegure la participación activa de todos los actores involucrados en las contribuciones de producción y en la toma de decisiones que conducen a la estrategia final.
¿Por qué es entonces es necesario contar con un plan de gestión?:
- Permite una revisión de la organización en su estado actual.
- Coordina la participación de los distintos agentes relevantes y visualiza los intereses compartidos dentro de una misma organización.
- Permite el desarrollo y la innovación de ideas.
- Incrementa las posibilidades de éxito en el cumplimiento de objetivos estratégicos.
- Crea oportunidades de control y evaluación de estos objetivos, facilitando la toma de decisiones y sus procesos
- Visibiliza experiencias y expertices dentro de los equipos es pos de una mirada de futuro.
- Genera consenso y jerarquización de problemáticas o áreas claves de acción
- Motiva a los equipos y directivos.
- Sirve como ejercicio de control procedimental y de alocación de recursos.
entre otros…
Pronto continuaremos hablando más de los planes de gestión, de algunas ideas y metodologías en torno a su elaboración y de nuevas miradas en su ejecución. De momento, asumamos el desafío de pensar en organizaciones lideradas por gestiones adecuadas para su programación y naturaleza que prosperen el el futuro próximo y lejano.
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Una respuesta a “LOS POR QUÉS DE LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN CULTURA”
Excelente, recopilación, me gustaría recibír información más detallada sobre el tema, ya que curso una maestría en gerencia cultural y este es mi tema de investigación, gracias a su colaboración desde Bolivar Venezuela.
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